Presidente solo por un día
Recientemente, para uno de los proyectos en los que trabajo, entrevisté junto con Carlos José Celis (uno de mis coequiperos), a uno de los líderes de una institución pública en Colombia. Durante un espacio de más de cincuenta minutos hicimos un repaso de su memoria viva en la entidad, tomamos tinto mientras él comió achiras, hizo sátiras sobre nuestra presencia, e incluso, se ‘emboló’ (lustró) los zapatos mientras sucedía la conversación.
Al finalizar, con la voz áspera, el tono fuerte y la lengua suelta que lo ha caracterizado siempre, enumeró las posibles candidaturas que existían en el momento a uno de los Ministerios Públicos. Reconocía la calidad de todos ellos, pero así mismo se preguntaba el por qué tenemos gente tan buena y gobernantes tan malos. Para eso, él tenía una teoría, un chiste que insistió debíamos aprender. Declaró que de ser Presidente de la República lo sería solo por un día. De inmediato dió paso a compartirnos la agenda que se llevaría en su posesión, todo en aras de un país mejor.
“Este chiste apréndaselo: yo no quiero ser Presidente de la República sino por un día”
Todo comienza a las tres de la tarde, en medio de la plenaria del Congreso, donde daría lugar su discurso: unas cortas palabras, tan cortas como las que nos dió para narrarnos el cuento que ahora escribo. ¡Claro!, no se podía comparar ni a los cincuenta y tantos minutos del nuevo Presidente Iván Duque, ni mucho menos a la interminable vergüenza que nos hizo pasar ante el mundo el “honorable” senador Macías con sus arengas a Uribe, su discurso lleno de odio e intención de división que poco o nada necesita un país que está buscando la paz y la reconciliación.
Terminado este, no habló ni de marchas triunfales por la plaza que lleva el nombre del Libertador y el cual todo Presidente en su discurso tiene que nombrar obligado junto con Santander, como si estos dos hubiesen sido amigos inseparables (tal como Uribe y Santos). Se evitaría ese apocalíptico viento, la caída del pabellón nacional y la lluvia que quizo ser protagonista en la posesión de hoy. Tampoco mencionó el incómodo y/o nostálgico momento de entrada a la Casa de Gobierno, en donde se despiden del mandatario saliente.
Una hora y cuarto después empezaría esa engalanada actividad que tanto debe llenar de ego a los nuevos dirigentes, pero que para quienes somos tímidos se debe tornar agobiante. La llamó ‘el pasamanos’ y se trata de nada más y nada menos que estar parado por un muy buen rato saludando a todos los invitados, amigos, familiares, “embajadores y esa joda” que se presentaron a la parafernalia de la coronación.
Faltando treinta minutos para las seis de la tarde, que por cierto fue la hora a la que Duque empezó el saludo mano a mano, sería el espacio protocolario para entrar al Salón Bolivar de la Casa de Nariño y nombrar al gabinete de trabajo: Ministros y Directores de las diferentes entidades públicas. Sesenta personas y no más, y quizás sin ser nombrados y aplaudidos uno a uno como en una graduación de bachilleres, lo cual sucede actualmente. Una agenda que giraría rápido, pero que sería efectiva y evitaría ese “estoy cansada, me quiero ir a dormir” que se le escapó a una de las pequeñas hijas de Duque frente a las cámaras en medio de la ceremonia. Yo también lo hubiera dicho.
Pero la sorpresa vendría una hora después, pues a las 6:30 p.m, tan solo tres horas y media después de posesionado, se presenta el primer revolcón de su gobierno: “los declaro insubsistentes a todos. ¡Los boto a todos!”. Sú lógica tiene todo el sentido del mundo cuando hace una pausa y, en medio del nudo de la historia, del punto de giro que nos acaba de confesar, nos lanza la moraleja del cuento:
“¿Usted ha visto un ‘ex’ que no tenga la solución?”
Su cuento está por terminar. A las ocho de la noche los volvería a nombrar a todos, a los mismos, en sus cargos, ya con las soluciones a cuestas y, a las nueve de la noche, se dirige al país y le presenta su renuncia. Por eso terminamos nuestra conversación con un consejo: “tengan cuidado, ‘jueputa’, a quién me ponen de Vicepresidente”.